El mantel

​Decidí comprar un mantel para bordar. Hace tiempo bordé uno y mi experiencia es que bordando se descansa mucho, tanto en el cuerpo como en el espíritu. Fui a una tienda y después de mucho buscar, encontré un modelo que convenía.

Decidí comprar un mantel para bordar. Hace tiempo bordé uno y mi experiencia es que bordando se descansa mucho, tanto en el cuerpo como en el espíritu. Fui a una tienda y después de mucho buscar, encontré un modelo que convenía.

Al empezar, me di cuenta de que las medidas de la tela no correspondían a lo indicado en la bolsa envoltoria. Volví a la tienda para cambiarlo pero no tenían ninguno con las medidas que necesitaba. Me dijo la vendedora que sería muy difícil encontrar uno de estas medidas pero que iba contactar a varias empresas.

Decidí pedir a Dora que intercediera para que encontraran el mantel que quería. Después de varias semanas de rezarle todos los días por esta intención, recibí un SMS de la tienda avisándome que les había llegado. Fui enseguida al local y me dijo la vendedora que había encargado tres y que solo le habían traído uno, que era para mí. Agradezco a Dora este favor tan de su profesión.

B. D.