Mons. González Saracho: “Tenemos necesidad de una Iglesia que mueva al mundo… que mueva al Uruguay”.

​Con ocasión de la fiesta de San Josemaría Escrivá, el 26 de junio, se celebraron más de 30 Misas en su honor, a lo largo de todo el país: Cardona, Colonia, Durazno, Gregorio Aznárez, Villa Isidoro Noblía, José Pedro Varela, Lazcano, Melo, Miguez, Minas, Paysandú, Punta del Este, Rivera, Rocha, Salto, San José, Tacuarembó, Treinta y Tres, Young, y varias parroquias de la Capital.

En Montevideo, el Obispo de Melo y Secretario de la Conferencia Episcopal, Mons. Heriberto Bodeant, presidió la Celebración Eucarística en la Iglesia parroquial María Auxiliadora. Lo acompañó en esta Misa el Vicario regional de la Prelatura del Opus Dei en Uruguay, Mons. Carlos María González Saracho.

La homilía estuvo a cargo de Mons. González Saracho quien agradeció la “presencia de Mons. Bodeant, Secretario de la Conferencia Episcopal y Obispo de Melo, diócesis en la que el mensaje de San Josemaría está presente desde hace años gracias al testimonio de diversos fieles y cooperadores de la Obra que viven allí”.

En la víspera de la Solemnidad del Sagrado Corazón, “fiesta particularmente querida para San Josemaría y seguramente para todos nosotros”, el Vicario regional de la Prelatura del Opus Dei en Uruguay reflexionó en torno al significado del Corazón de Cristo y “en qué anda nuestro corazón”.

“¿Cómo es el corazón de Jesús? ¿De qué modo nos quiere Dios?”, planteó Mons. González Saracho para enseguida aseverar que “Dios nos quiere, nos mira misericordiosamente”.

“San Josemaría nos da una pista, con otra cita del libro de Jeremías: Yo tengo pensamientos de paz y no de aflicción [Jr 29, 11], declaró Dios por boca del profeta Jeremías . La liturgia aplica esas palabras a Jesús, porque en El se nos manifiesta con toda claridad que Dios nos quiere de este modo. No viene a condenarnos, a echarnos en cara nuestra indigencia o nuestra mezquindad: viene a salvarnos, a perdonarnos, a disculparnos, a traernos la paz y la alegría. Si reconocemos esta maravillosa relación del Señor con sus hijos, se cambiarán necesariamente nuestros corazones, y nos haremos cargo de que ante nuestros ojos se abre un panorama absolutamente nuevo, lleno de relieve, de hondura y de luz”, aseguró. Recordó, en este sentido, que San Josemaría insistía muchas veces en que “el carácter misericordioso del Corazón de Jesús: `no viene a condenarnos … viene a disculparnos´. “Insistía también en la `utilidad´ espiritual –las ventajas- que la gracia logra extraer de nuestras caídas –aunque sean grandes-, si sabemos arrepentirnos”, acotó Mons. González Saracho.

“En esto se concreta la verdadera devoción al Corazón de Jesús: en conocer a Dios y conocernos a nosotros mismos, y en mirar a Jesús y acudir a El, que nos anima, nos enseña, nos guía”, planteó el Vicario regional del Opus Dei.

Mons. González Saracho destacó que “son innumerables las citas en las que (San Josemaría) nos animaba a acudir al Señor, todas las veces que fueran necesarias para pedirle perdón”. Recordó, en este sentido, “la fuerza con la que hace exactamente 40 años, en un encuentro con miles de personas en Buenos Aires, nos hablaba de la paciencia que tiene el Señor. Ponía el ejemplo del que va a confesarse siempre de los mismos pecados. Y siempre el Señor le perdona. Por esto, le gustaba repetir que `el santo no es el que nunca cae, sino el que se levanta siempre´… una y otra vez, acudiendo al Sacramento del Perdón. ¡Cómo nos recuerda esto a esa expresión del Papa Francisco: ´el Señor no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón´!”.

DIOS Y LOS DEMÁS EN NUESTRO CORAZÒN

Profundizando sobre nuestro corazón “¿en qué anda? ¿qué lo atrae? ¿qué busca? ¿qué hay dentro de él?”, Mons. González Saracho evocó las palabras de San Josemaría en una fiesta del Sagrado Corazón: “cuando hablamos de corazón humano no nos referimos sólo a los sentimientos, aludimos a toda la persona que quiere, que ama y trata a los demás”.

“Hace unos meses (7 enero 2014), el Papa Francisco decía que El corazón del hombre se parece a `un mercado de barrio´ donde se puede encontrar de todo. El cristiano debe aprender a conocer en profundidad lo que pasa a través de él, discerniendo aquello que sigue el camino indicado por Cristo y lo que lleva, en cambio, al indicado por el anticristo. Por lo tanto, si un pensamiento, si un deseo `te lleva –añadió el Papa– por el camino de la humildad, del abajamiento, del servicio a los demás, es de Jesús; pero si te lleva por la senda de la suficiencia, de la vanidad, del orgullo o por el camino de un pensamiento abstracto, no es de Jesús´”, aseveró.

Seguidamente, el Vicario regional del Opus Dei invitó a pensar “¿cuánto vale mi corazón?” y a examinar “si no estamos apegados a nuestro yo, a nuestra comodidad, a dónde se nos va nuestra imaginación (¿a quedar bien? ¿a que hacemos el gol sobre la hora en el Mundial?). O a servir y pensar en los demás”. “Metamos dentro de nuestro corazón cosas reales y buenas: Dios, los demás”, exhortó Mons. González Saracho.

“Así cambiaremos el mundo, así contribuiremos a que crezca la Iglesia. `Navega mar adentro y echen las redes´, nos dice Jesús en el Evangelio de hoy”, aseguró Mons. González Saracho, al tiempo que invitó a pedir a Dios “por la intercesión de San Josemaría que nos dé ese espíritu misionero (no quedarnos en la orilla: ir mar adentro/ pescar)”. Al concluir su homilía, el Vicario regional de la Prelatura del Opus Dei en Uruguay recordó las palabras de Chesterton en el sentido de que “´no tenemos necesidad de una Iglesia que se mueva con el mundo. Tenemos necesidad de una Iglesia que mueva al mundo´, que no se quede en la orilla, que mueva al Uruguay”.

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