Un agradecimiento por la formación recibida de adulta

Siempre fue creyente pero dice que en el colegio le enseñaron a rezar pero no le brindaron una formación católica profunda. Hoy, a los 93 años, dice sentir un fervor especial y un trato nuevo con Dios Padre gracias al conocimiento que tuvo de la Obra fundada por San Josemaría

Tengo una profunda gratitud a la obra de Monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Fue de forma casual como conocí este movimiento católico: mi hermana iba de viaje a Roma y conversaba con un matrimonio que llevaba el mismo destino. Ellos iban a visitar a un hijo, sacerdote del Opus Dei.

Mi hermana no conocía la Obra y se interesó por ella. Le explicaron a grandes rasgos, sus orígenes, la formación que allí se imparte y al regreso me lo comenta a mí. Quiso Dios que una amiga nuestra fuese miembro del Opus Dei y nos vinculó a la Obra. Resultó un hecho trascendente en mi vida: nací en un hogar cristiano, me eduqué en un colegio católico, pero no tenía ni la formación ni la información elementales. Siempre digo que en los colegios nos enseñan a rezar, pero descuidan dar formación y doctrina.

Fue en el Opus Dei donde me formé y adquirí conocimientos. A partir de allí valoré y valoro la grandeza de Dios Padre, a quien amo y alabo diariamente.

Siempre fui creyente, pero de manera muy tibia y no practiqué mi religión durante mis años de estudiante, ni en mis 30 años de docente. Pero vivo ahora, a los 93 años, el fervor que despertó en mi la Obra de San Josemaría Escrivá.

La convivencia con personas del Opus Dei, en un entorno tan cálido y amistoso, me trajo tanta felicidad, tanto fervor, que se me reveló un mundo nuevo, distinto. Cada día, cada hora, en todo momento, mi pensamiento y mi corazón dan gracias al Dios misericordioso y a la obra de Monseñor Escrivá de Balaguer.

Zaída Garibaldi de Montero, Profesora de Idioma Español // Libro "San Josemaría y los uruguayos", año 2002