Voluntarios del VUM visitaron hogar de las Hermanas Vicentinas

El fin de semana del 9 de mayo, Integrantes del Voluntariado de la Universidad de Montevideo (VUM) visitaron el orfanato de las Hermanas Vicentinas.

Once estudiantes de diferentes facultades pasaron una agradable jornada junto a las hermanas de la Congregación Vicentina acompañando a las niñas que viven allí. De la actividad también participó el rector de la Universidad de Montevideo Dr. Juan Manuel Gutiérrez.
Pablo Horvath, uno de los integrantes del voluntariado de la UM, dejó constancia de la visita en el testimonio que compartimos a continuación.
“Camino al hogar, fuimos a una tienda cercana al mismo y, entre todos, compramos algunas cosas para llevar para la merienda. Al momento de llegar, como siempre, las hermanas de la Congregación Vicentina nos recibieron con la misma sonrisa y alegría que en las anteriores visitas. Luego de enseñarnos el hogar y llevarnos a la gran capilla que se encuentra allí dentro, fuimos al piso donde se encuentran las niñas. Ellas nos recibieron con una sonrisa enorme que verdaderamente nos contagió a todos, incluso hasta los que estábamos aún distraídos. Ver su recibimiento fue un llamado de atención para todos ya que pudimos ver que nos esperaban con una gran ilusión", agregó.
“Inmediatamente nos dispusimos a ayudar en la preparación de la merienda. Cada uno de los estudiantes se asignó alguna labor (jugar con las niñas, ayudar en la elaboración de la merienda, armar el comedor) a través de la cual poder servir. Ese rato en el cual merendamos junto a las niñas fue muy bueno ya que pudimos hablar con ellas y, lentamente, fueron tomando mayor confianza (lo que generó un clima muy ameno). Mientras merendábamos, Juan Manuel (el rector) cantó para todos algunas canciones que ayudaron a crear un clima distendido y de alegría del cual todos fuimos parte", continuó Horvath.
“La jornada estuvo espectacular y creo que el objetivo planteado en primera instancia fue ampliamente logrado. El signo de esto último se observó cuando, al momento de retirarnos, las niñas y también las hermanas, nos preguntaron: ¿Cuándo vuelven? La satisfacción de saber que dejamos una “huella" en cada una de esas 25 personas que allí viven es la mayor gratificación para cada uno de nosotros y, más aún, saber que luego de cada visita que se realiza, las puertas del orfanato quedan abiertas esperándonos una vez más", finalizóHorvath.

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