Un embarazo inviable

Estaba cursando mi primer embarazo en octubre de 1991. Los síntomas comenzaron a ser importantes y de pronto comencé a adelgazar...

Mediante una ecografía se supo que esperaba mellizos. Debí guardar reposo pero de todos modos mi sintomatología aumentaba: había adelgazado 14 kg. En 2 semanas me diagnosticaron toxemia grave. Mi situación empeoraba día a día por lo cual pasé muy pronto a terapia intensiva. Me propusieron abortar a las 10 semanas, argumentando que al desaparecer el embarazo, mi enfermedad desaparecería.

Mi obstetra que es cristiana no estaba de acuerdo y mi esposo y yo tampoco. Decidimos seguir adelante con el embarazo, pero me diagnosticaron también un neumotórax que complicó aún más las cosas. Mi situación empeoraba y los médicos pensaban que no me salvarían. Un sacerdote que me visitaba diariamente me dio el sacramento de la Unción de los enfermos. Yo estaba cada vez peor y preveían que en cualquier momento entraría en coma.

Unas amigas del Opus Dei fueron a visitarme pero no les permitieron entrar. Le dejaron una estampa de Josemaría Escrivá y un rosario a una enfermera, para que ella me los diera. Comencé a rezarle con todas mis fuerzas al Beato Josemaría, ofrecí mi vida y la de los bebés, y también recé el rosario muchas veces. Comencé a mejorar y a los pocos días salí del CTI. Los niños nacieron sanos y fuertes. No hay dudas de que gracias a la intercesión de Josemaría Escrivá mi vida y la de mis hijos ha seguido adelante.

M. del L.G.